Los sistemas de transporte influyen de forma decisiva en las pautas de desarrollo rural y en la calidad de vida de las personas. También en la justicia espacial, entendida en este caso como el papel que juegan la planificación del territorio y sus conexiones en la conformación de la igualdad o de la desigualdad social. Uno de los grandes retos existentes en las áreas rurales es la debilidad y escasez de transporte colectivo adecuado para la población, lo que repercute directamente en el modelo de vida de las personas que aquí habitan, siendo muy dependientes del transporte privado o viéndose incrementada la dificultad para acceder al trabajo y a servicios públicos básicos (educación, servicios sanitarios y sociales).
Hoy es innegable que tanto para los ámbitos urbanos como para los rurales se necesitan modelos de movilidad inteligentes, que aseguren la accesibilidad universal, que reduzcan las desigualdades entre territorios y entre clase sociales, que se doten de sistemas de transporte sostenibles que favorezcan una economía eficiente, un medio ambiente saludable, una buena calidad del aire y el bienestar de sus habitantes.
La Comisión Europea, en el Libro Blanco del Transporte publicado en 2011, «Hacia un Sistema de Transportes competitivo y eficiente en el consumo de recursos», constata que el transporte todavía no es sostenible debido a su alta dependencia del petróleo, a los altos índices de congestión y a los altos impactos medioambientales y económicos que conlleva.
Tampoco lo es desde el punto de vista social debido a los enormes costes derivados de la accidentalidad y los problemas de accesibilidad.
Conseguir una movilidad eficiente, en relación con los recursos utilizados, y sostenible es uno de los desafíos de las ciudades y pueblos del presente y del futuro.
Plantear el desafío de la movilidad requiere un cambio de paradigma en la planificación, fomentando territorios compactos, con usos mixtos del suelo y abandonando dichos modelos de crecimiento disperso. También encaja en ese paradigma la búsqueda de modelos territoriales de proximidad. La proximidad a las actividades, los servicios, las dotaciones, los lugares de trabajo y de ocio, permiten, en general, afrontar de manera más eficiente uno de los grandes retos actuales del urbanismo: la gestión de la movilidad y los servicios de transporte en las zonas rurales y con ellos la calidad medioambiental.
Objetivos específicos
Potenciar modos de transporte sostenibles.
Favorecer la ciudad de proximidad y territorios en red conectados.
Por lo que se refiere al diseño de sistemas de transporte, la clave está en la eficiencia y la sostenibilidad que proporcionan alternativas atractivas, confortables y asequibles al vehículo privado. De acuerdo con el Consejo de Transportes de la Unión Europea, un sistema de transportes sostenible es aquel que:
- Permite responder a las necesidades básicas de acceso y desarrollo de individuos, empresas y sociedades, con seguridad y de manera compatible con la salud humana y el medioambiente, y fomenta la igualdad dentro de cada generación y entre generaciones sucesivas;
- Resulta asequible, opera equitativamente y con eficacia, ofrece una elección de modos de transporte y apoya una economía competitiva, así como el desarrollo regional equilibrado y
- Limita las emisiones y los residuos dentro de la capacidad del planeta para absorberlos, usa energías renovables al ritmo de generación y utiliza energías no renovables a las tasas de desarrollo de sustitutivos de energías renovables mientras se minimiza el impacto sobre el uso del suelo y la generación de ruidos.